Comentarios desbalagados e iniciales al texto de Gaya y Pierre, a su crítica a los autores del giro decolonizador y por extensión al feminismo decolonizador, sobre sus críticas a las propuestas teóricas del giro decolonizador, a su posición social y a sus alianzas políticas con los progresismos.
"Introducción" a Piel blanca, máscaras negras: Crítica de la razón decolonial, por Gaya Makaran Pierre Gaussens (coordinadores), 2020
Las comillas abajo son citas de este libro.
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Un asunto es el grupo criticado. Hay varios autores que desconozco, otros que algo he leído y que me merecen respeto: Dussel, Buenaventura de Sousa (metido a medias), Quijano. No puedo decir si estoy de acuerdo o desacuerdo en meter en el mismo costal a todos.
Una limitación de mi comentario es que no he leído a Fanon. Entiendo que de algún modo es reivindicado por todos pero que su legado es interpretado de maneras diferentes y quizás filosóficamente opuestas.
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Un tema es la crítica a la esencialización. ¿Existe una esencia humana, algo que podemos llamar “cultura humana? En principio creo la respuesta es "sí". ¿Cuál es la relación de ésta con las culturas en plural en la explosiva diversidad de la experiencia humana? En principio, parto de que tal relación existe; hay "vasos comunicadores que hacen posible hablar de la experiencia humana en singular y de las expeiencias humanas en plural.
¿Hay negros? ¿Hay mexicanos? ¿Hay mujeres? ¿Hay pueblos originarios? Sólo los fascistas pueden decir que no.
“Los esfuerzos del colonizado por ´recuperar´ su propia historia, cultura, especificidad, lenguaje, etc., como un paso necesario en su lucha personal y colectiva por la dignidad contra la negación y la inferiorización que le fueron impuestas por el colonizador; un paso, sin embargo, insuficiente y hasta peligroso si no supera la esencialización y el sentimiento de revancha y superioridad anclados en la particularidad racial/étnica. Cuando Fanon declara que ´mi piel negra no es depositaria de valores específicos´, se niega a ser sujetado a un colectivo abstracto, sea éste el ´pueblo negro´, la ´gente negra´ o la ´cultura negra´…”
La esencialización es un peligro ciertamente, y el peligro contrario es la tentación de negar la diversidad de las esencias en una pretendida universalidad y totalidad del pensamiento: No hay negros ni mexicanos ni mujeres ni pueblos originarios; lo que hay es formas de humanidad. ¿La tentación por la hegemonía, por ejemplo, del marxismo leninismo se esconde por aquí?
De una vez les comparto una experiencia. Trabajé en un colegio comunitario de California por muchos años en un departamento de estudios chicanxs que cada año había que defender.
Los administradores, en su mayoría mujeres blancas, querían desaparecer el departamento argumentando que no tenía substancia. Decían que las clases de historia chicana pertenecían al departamento de historia, las de literatura chicana al departamento de inglés, las de arte chicanx al departamento de arte, etc. No veían razón alguna para aislar esas clases en un rincón de la academia llamada chicana. Se oponían a que el colegio gastara un centavo en patrocinar una graduación chicana autónoma de la ceremonia de graduación general. Para estas administradoras, los chicanos no era sino una forma de "americanos" y nada ameritaba tratarlos aparte. No querían esa clase de esencialismos. Para nosotros, en cambio, tener un departamento autónomo no era sólo un asunto de esencializar a nuestra comunidad sino de contar con un espacio propio desde el cual organizar nuestra resistencia y rebeldía, tejer una comunidad, unas relaciones de "interioridad". Para nosotros, revindicar que había filósof@s mexican@s y no sólo borrachos flojos durmiendo la cruda debajo de un nopal era un eslabón necesario para romper las cadenas que tenían al niño migrante mexicano trabajando como jornalero agrícola en las inhumanas plantaciones gringas.
La hermosa cita de Fanon es poderosa: No busco liberar al negro sino al humano. No me limito a la experiencia negra sino abarco la humana.
“Soy un hombre y, en ese sentido, la guerra del Peloponeso es tan mía como el descubrimiento de la brújula […] Yo soy un hombre y puedo recuperar todo el pasado del mundo. No soy únicamente responsable de la revuelta de Santo Domingo. Cada vez que un hombre ha conseguido que triunfe la dignidad del espíritu, cada vez que un hombre ha dicho no ante un intento de sometimiento de su semejante, me he sentido solidario de su acción. (Fanon, 2009: 186-187)."
Y sin embargo, recuperar y reivindicar nuestras voces, historias, filosofías, visiones del mundo es fundamental para nuestra emancipación.
“Estaríamos muy contentos de saber que existe una correspondencia entre tal filósofo negro y Platón. Pero no vemos en absoluto en qué podría cambiar ese hecho la situación de los niños de ocho años que trabajan en las plantaciones de caña de Martinica o Guadalupe. (Fanon, 2009: 189)"
Pero he presenciado, como ya les dije, historias análogas en que ambos hechos están relacionados. Además de la comunidad chicana he acompañado rabajadores y trabajadoras de las maquilas en Tijuana al levantarse contra la opresión.
Les he visto acomplejadas. Y pienso: yo tambien estoy acomplejado, psicológicamente dañado, como tú, varón y hombre blanco lo están. Antes de luchar y poder levantarme contra la dominación tengo que saldar cuentas contigo. No puedo valorarte como semejante y dejar de verte como engendro culpable de mi opresión sin antes aprender a valorarme a mí mismx. Hay que producir justicia histórica por todas las chingaderas de tus ancestros. Y tú, a la vez, tienes que bajarle a tu sentimiento de superioridad, a tu racismo, machismo e imperialismo cultural y genérico.
Uno de los obstáculos más rotundos para levantarse es el sentimiento mismo de inferioridad. “Es que no valgo nada” dicen las mujeres en la maquila cuando se les invita a unirse a la huelga.
Desprogramar la educación del oprimido sin duda pasa por reivindicar todo lo que negros, mujeres, mexicanos, etc., han contribuido.
No queremos reemplazar al blanco dominante por gente de color dominante, ni la opresión del macho por la opresión de la mujer, pero sin duda sí se trata de quitarles poder generando espacios propios de reflexión y acción.
”El anticolonialismo fanoniano… unida al diagnóstico marxista… supone… [también] la liberación de quien se beneficia de éstas, el colonizador mismo.”
“La opresión que están viviendo los “negros” como eslabón de una cadena mundial de acumulación —que es legitimada, pero no causada por el racismo— sólo puede ser combatida en el marco de la lucha.”
¿Cómo luchar contra el racismo? ¿Hay que luchar contra el racismo? ¿Cómo lucha el marxismo contra el racismo?
Llegamos al dilema existencial del marxismo: ¿puede existir explotación capitalista y dominación de clase sin colonialismo, racismo y patriarcado? ¿Cuál es la relación entre las feroces cabezas de la hidra: colonialismo -y su horrible derivación racista-, patriarcado, capitalismo, y homocentrismo (discriminación y desprecio a los derechos de la Naturaleza)
Hay todavía marxistas leninistas que minimizan "otras" luchas distintas a la del "proletariado". Es gastar pólvora en infiernillos.
Las kurdas dicen que sin patriarcado no hay capitalismo; los pueblos originarios, colonizados y de color dicen: sin racismo no hay colonialismo ni capitalismo. Enseñan que la dominación requiere una mentalidad y una cultura que priorice y justifique la validez del macho, del egoista, del que razona sin sentir, sin empatía, sin otra mira que triunfar en la selva social. Sin esa mentalidad el capitalismo nomás no puede funcionar; el patriarcado es la máquina productora de esa cultura.
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“La rebeldía del colonizado no nace entonces por descubrir una cultura propia o un pasado glorioso, o por tomar conciencia de su ´raza´, sino porque la opresión socioeconómica vivida imposibilita su existencia plena.”
¿Esta conclusión de Gaya y Pierre no resbala en su esfuerzo de deslindarse del esencialismo? ¿No tuerce mucho la vara hacia el economicismo?
¿No está de algún modo minimizando la potencia emancipadora de la cultura, en su sentido amplio?
¿No niega las notas de Zibechi sobre la importancia de la espiritualidad de los pueblos en lucha?
A final de cuentas también hay opresión cultural; y Bonfil Batalla habla de un sistema de dominación cultural para explicar la historia de México.
Holloway sugiere que la dignidad, muy anarquistamente, es la “demanda” central de la revuelta zapatista.
Y Rosa María Barajas descubre que los pueblos que luchan o son los que mejor defienden su cultura o son los primeros que se afanan por defenderla o recuperarla.
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“Fanon advierte que el problema del “negro” no es el “blanco”, sino “una sociedad capitalista, colonialista accidentalmente blanca” (Fanon, 2009: 170) que lo explota y lo racializa para legitimar tal explotación.”
¿Accidentalmente blanca? Pongo en duda que esta sociedad capitalista y colonialista que nos oprime pueda siquiera existir sin gente blanca. La blanquitud está en la esencia del capitalismo.
Pienso y siento que el problema del negro sí es el blanco. Y el blanco es el problema para much@s, no sólo del negro. Por eso hay que destruir, arrasar a todos los blancos. Pero ser persona blanca no tiene nada que ver con el color de la piel. Su problema no son las gentes cara pálidas, sino aquellas que se definen, quizás en su mayoría inconscientemente, como blancas, en contraposición a las personas no blancas. Te ven y te tratan, a veces inconscientemente, como no blanca, como una pinche negra. Este sistema de dominación étnico racial es funcional al sistema capitalista, por decir lo menos. Destruir al blanco no es matar una persona por el color de su piel, como sí hacen los racistas. Destruir al blanco es quitarle una identidad opresora disfrazada por un tono de piel y un estilo cultural.
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Gaya y Pierre rompen lanzas contra ideas que reconozco en Buenaventura de Sousa.
¿El Sur existe? ¿O es una forma, quizás colonizada y bien folclórica y algo atrasada de la modernidad europea?
“Un primer problema deriva de la idea de eurocentrismo presentada por los estudios decoloniales, dado que tiende a determinar las obras intelectuales por sus condiciones geográficas de producción.
“Así, se establece un supuesto correlato entre ubicación geohistórica y posición epistemológica —o cuando ´en Europa´ es transformado ipso facto en ´de Europa´ por Mignolo—, como si el saber tuviera patria.
“Por el contrario, cabe recordar que las coordenadas espaciales de una obra no son más que un epifenómeno, pues no intervienen en el sentido geopolítico del texto.
“Este último se ubica más bien en las condiciones sociales de producción de la obra, es decir, en la posición social (dominante o dominada) que ocupa quien la produce en los espacios sociales a los cuales se destina su producción.
“Esta posición es la que realmente da sentido a los contenidos de toda obra intelectual y permite ubicar su locus de enunciación. Sin embargo, como en el caso de los estudiosos decoloniales… a menudo olvidan que la construcción de un corpus resulta inseparable de la construcción de las condiciones sociales de producción de las obras que lo constituyen y que, [...] a la inversa, el análisis de las características sociales de los productores y de los lugares de producción introducen incesantemente nuevos interrogantes sobre los textos (Bourdieu y Boltanski, 2009: 19).”
¿Esto significa que Para Gaya y Pierre el saber no tiene patria? ¿Proponen en contraposición una determinación en “las condiciones sociales de producción de la obra”. Pero si es así, ¿esas condiciones no tienen geografía?
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¿Para Gaya y Pierre “eurocentrismo” es un concepto fallido?
“Por más metafórica que sea, la formulación poco afortunada del término ´eurocentrismo´ tiende a tomar a Europa como dato unitario y realidad hipostasiada, cuando ´Europa´ como tal no existe.”
Se apoyan un poquito en De Sousa Santos que critica la idea de “culturas monolíticas”, aunque ¿este autor rechaza la palabra eurocentrismo?
Y se apoyan mucho en la crítica de Daniel Inclán que fustiga la idea de Europa “como una sustancia maligna que se expande por el mundo”.
Gaya y Pierre tienen ciertamente un punto, pues ¿cómo se podría repudiar la idea de una cultura mexicana (que llevaría a la teoría de un país mestizo, etc.) y suponer al mismo tiempo la idea de una cultura europea?
Pero aun así no quiero abandonar el concepto de eurocentrismo. Decir eurocentrismo no significa afirmar que toda Europa es lo mismo; se pueden aceptar perfectamente las diferencias culturales; de hecho los roma son europeos; tampoco significa que no exista la Europa de abajo. Pero esto no niega que existe una matriz cultural que podemos llamar Europa simplemente porque existen áreas culturales y cosmovisiones. Siguiendo el argumento de que “Europa como tal no existe” pues entonces no existe ninguna cultura pues a final de cuentas la cultura de cada individuo es diferente de las demás. Y entonces tampoco las cosmovisiones. Todo es singular.
Creo que para defender la existencia de áreas culturales y cosmovisiones podría apoyarme en López Austin. Y en Chucho que tanto me está enseñado de las experiencias afrocaribeñas.
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Gaya y Pierre pareciera que van a defender Europa.
“Al erigir a Europa u Occidente como la fuente de todos los males, los estudios decoloniales comparten inconscientemente las premisas de la teoría del choque de civilizaciones, y ello a pesar de sus críticas formales a Samuel Huntington, puesto que atribuyen primacía a la idea de raza como ´eje fundamental de la globalización´ (Quijano) y a la idea de una civilización latinoamericana en conflicto con Occidente, desde un provincianismo que erige a América Latina como supuesto ´episteme´ (Lander) y ´primera identidad geo-cultural moderna y mundial´ (Quijano).”
Los Zapatistas con su Travesía por la vida ciertamente desesencializan Europa con sus llamados a la Europa de abajo y hasta rebautizándola.
Pero ¿qué hacemos con la idea de una civilización latinoamericana en conflicto con Occidente? ¿La rechazamos? Entonces ¿existe Latinoamérica o Nuestramérica?
Justo porque Huntington blande la lucha de civilizaciones, la derecha en Estados Unidos quiere desaparecer los estudios étnicos y reemplazarlos, por ejemplo, por estudios bíblicos o sobre la civilización occidental. Defender nuestras historias y nuestras memorias de resistencia es quizás el legado más importante que podremos producir hacia la emancipación.
Sí, acepto que los pueblos originarios y Nuestramérica existen y sus experiencias son esencialmente diferentes a las europeas, a la vez que ambos son parte de la experiencia humana. Siento y pienso que toda la idea de autonomía descansa sobre la aceptación de este tipo de diversidades culturales.
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Me sorprende la crítica a la ubicación de los decoloniales. Por un lado se nos dice que la ubicación geográfica no es relevante para el pensamiento, y ahora por otro lado se les acusa de estar enquistados en torres de cristal universitarias y de ser caballos de Troya de corrientes imperialistas y hasta contrainsurgentes emanadas de universidades de Estados Unidos.
“Es en este punto donde los autores decoloniales —desde los campos universitarios que buscan colonizar— organizan espacios institucionales que ellos convierten en auténticos think tanks encargados de una labor de contrainsurgencia intelectual contra el legado del pensamiento crítico latinoamericano.”
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“Es más, resulta por demás absurdo suponer que vivir en un país del Sur o estar en una posición de subordinación social brinda una ventaja cognoscitiva —o viceversa— como a menudo lo dejan pensar los juicios decoloniales.
“Así como ser indígena o afrodescendiente (y mujer) no debería representar una desventaja, tampoco puede otorgar virtudes a priori o algún tipo de privilegio, sin caer en una especie de demagogia epistemológica."
Híjoles. Siento muy torcida la vara para el otro lado. Aquí me voy a ver bien marxista, pero ¿el ser social ya no determina para nada la conciencia?
Porque la verdad me resulta mucho más fácil dialogar con un comunero de Xochimilco sobre la lucha de los de arriba contra los de abajo y de la hidra capitalista que hacerlo con un gringo clasemediero o un ricachón mexicano de la Universidad Anahuac.
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Hablando del nazismo, “el decolonial lo reduce al esencialismo de “los europeos”.
Quizás, pero la verdad es que los fascismos que reconozco creciendo por todos lados y reivindicando a los nazis y fachos del Siglo 20 sí los veo muy prendidos de los blancos y de su orgullo por la herencia europea y occidental. Aquí, en Estados Unidos, en Brasil y en Rusia. Ya no digamos en Europa.
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“Amparados en el provincianismo “nuestroamericano”, los autores decoloniales son los encargados comerciales de la exportación de doctrinas ajenas a las realidades periféricas de América Latina, situación que reproduce, además, los vicios que suelen caracterizar a una parte del pensamiento académico estadounidense.”
¿Provincianismo “nuestroamericano? Hasta me ofende después de escuchar a Calle 13.
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“Por más que ellos mismos lo advierten, lo que los estudios decoloniales no dejan de omitir es que, como recuerda Fanon, los estudios culturales no dispensan de la economía política.”
“Con esta visión, los estudios decoloniales se encuentran en un estado de total desarme político, pues ´tiene igualmente poco sentido hacer una crítica culturalista a la modernidad occidental, por más radical que sea, […] dejando en la sombra los procesos económicos, sociales y políticos que tanto se reproducen en la crítica de la cultura, como en la cultura de la crítica´ (De Sousa Santos, 2009: 13).”
De acuerdo en que los estudios culturales no dispensan la economía política.
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Defensa del marxismo
“No es casualidad, entonces, que buena parte de los teóricos decoloniales sean renegados del marxismo, pues Marx llegó ´a ser consciente del eurocentrismo de su perspectiva histórica. Pero no llegó a dar el salto epistemológico correspondiente´ (Quijano, 2000: 360)."
¿Y esas limitaciones de Marx y Lenin no son acaso ciertas?
“Tampoco es casualidad que los estudios decoloniales remplacen al capitalismo por la modernidad, la acumulación por el desarrollo, la plusvalía por el racismo, la clase por la raza, el capital por Europa, la burguesía por Occidente, la subalternidad por la otredad, la conciencia por la identidad, el imperialismo por el eurocentrismo y el internacionalismo por la interculturalidad.”
“Es más, el modo con el que los estudios decoloniales privilegian la colonialidad sólo encuentra eco en el dogmatismo del marxismo vulgar, cuando este último encerraba todas las formas de dominación en el antagonismo clasista, como ´contradicción principal respecto de la cual las demás contradicciones son vistas como sectores secundarios´ (p. 156), como bien lo advierte Philippe Corcuff en su capítulo —último de la primera parte del libro: ´De ciertas desventuras de la razón decolonial y poscolonial: homenaje crítico y libertario al cuestionamiento descolonizador´”.
De acuerdo en que la colonialidad es una cabeza de la hidra y no sé quien pueda decir que es la principal.
Pero ¿reconocer sus aportes de Dusell por ejemplo requiere aceptar todo su sistema?
“Así, los estudios decoloniales concuerdan tácitamente en la predominancia de las dicotomías entre metrópolis y colonias, entre lo blanco y lo no-blanco por encima de todo otro clivaje, empezando con la oposición entre ricos y pobres.
“Por ende, es el sueño de todas las burguesías el que se encuentra realizado: estar libre de proletariado, pues desde el momento en que sólo existen grupos étnicos y culturales, ricos y pobres juntos, las cosas se simplifican... al menos para los ricos.”
Pero sus avances sobre la colonialidad ¿requieren necesariamente justificar la explotación?
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“Es por todo lo anteriormente expuesto que, con este trabajo colectivo, buscamos organizar una especie de contrafuego que permita contrarrestar el avance de los estudios decoloniales, en su empresa colonizadora sobre la academia latinoamericana.”
¿Y cuál ha sido el balance de la empresa? ¿Es Rivera Cusicanqui y el caso de Bolivia el núcleo más consolidado de ese contrafuego?
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¿Por qué temer y rechazar en vez de recoger?
“Para que nuestr@s amig@s, el estudiantado y el público en general tengan a su disposición una obra que reúna y resuma, de manera plural y complementaria, desde diversas perspectivas y lugares, una crítica seria, documentada y rigurosa a los estudios decoloniales, como contrapunto necesario a lo que consideramos una impostura intelectual.”
¡Impostura intelectual, renegados, imbéciles, caballo de Troya del imperialismo! Híjoles—el rosario de descalificativos me recuerda mis tiempos con el marxismo leninismo hiper sectario.
Quizás aquí puedo apuntar mi interrogante.
Si los decoloniales, al menos Quijano y Dussel, proponen la colonialidad como una forma de resolver la contradicción entre colonialismo y postcolonialismo, si reivindican conceptos tan útiles como el eurocentrismo y la modernidad –que permiten pensar formas postmodernas del capitalismo o reflexionar sobre capitalismos en plural-, si elaboran teorías en cómo que la colonialidad atraviesa nuestro ser y nuestro saber, aun si lo hacen desde una posición y perspectiva elitista y burguesita, ¿por qué tenerle miedo a sus categorías y no en cambio retomarlas? ¿Rechazarlas en vez de asimilarlas no debilita nuestro discurso, ideología, perspectiva, propuesta o apuesta?
¿Qué no el marxismo mismo nació de economistas burguesotes, filósofos híper eurocentristas y luchadores mega reformistas y populistas? ¿Acaso las intervenciones decoloniales en el campo de la cultura no pueden utilizarse en el campo de la cruda, brutal y sorda lucha contra la explotación y sus opresiones?