Pueblos originarios defienden agua, bosques y ecosistemas del Valle de México
“El agua es tesoro que vale más que el oro”
Consigna gritada en la marcha del Frente por la defensa de los derechos de los pueblos y barrios de la cuenca del Anáhuac (FDDBOCA) en noviembre de 2022.
Nos encontramos frente al edificio de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México. Es 1o de febrero de 2023 y va venciendo el plazo que dio el gobierno de la ciudad para reiniciar lo que llamaban “consultas” de su nuevo proyecto de “ordenamiento” urbano.
Imagen en protesta del FDDBOCA del 1o de febrero de 2023 y
de la Página del Frente en medios sociales.
Representantes de varios pueblos, barrios y colonias de la Ciudad de México se congregaron frente a este edificio demandando ser recibidos. Quieren saber cuáles son los planes del gobierno de Claudia Sheimbun para realizar de nuevo la “consulta” ya rechazada por los pueblos y oficialmente pospuesta. Llegaron como a las diez de la mañana para encontrarse con una desagradable sorpresa: la asamblea legislativa había ya concluido su sesión y sus integrantes se habían escabullido ante la noticia de la llegada de los pueblos. Querían estar lejos para cuando la protesta llegara; no querían darles la cara.
Los y la diputadas de la ciudad tenían razones de peso para escapar. No podían dar la cara porque su actuar es indefendible: están avalando una ignominia. Lo que está en juego en este conflicto es aprobar una propuesta ni más ni menos que del Banco mundial llamada pomposamente “reordenamiento territorial”. Lo que proponen es quizás el cambio más radical en la historia de la ciudad desde los tiempos de la conquista española cuando la Nueva España construyó su capital literalmente encima de Tenochtitlan, la mayor ciudad de los mexicas. “Es una exageración absurda” contestarían sin duda los operadores políticos del gobierno de la Ciudad. Pero en cualquier caso lo que está en juego es un cambio con consecuencias enormes para la ciudad, el país e incluso el planeta. La absurda y fálica torre imperial llamada quizás sarcásticamente Mitikah que fue impuesta a Xoco y Coyoacan es sintomática de los planes del sector inmobiliario para la ciudad.
Enfadadas por la burla del cuerpo legislativo, hombres y mujeres que protestan cierran las calles y provocan un caos vial sobre Av. Allende y Av. Donceles. No faltan uno que otro automovilista enfurecido que agresivamente amenaza. Voceros de los pueblos que protestan se desgañitan tratando de explicar sus motivos: “estamos aquí porque si no protestamos el problema de la falta de agua se hará mucho peor”.
“Gobierno ecocida, fuera ciudad mercancía”
Consigna gritada en la marcha del Frente por la defensa de los derechos de los pueblos y barrios de la cuenca del Anáhuac (FDDBOCA) en noviembre de 2022.
Imágenes en una marcha del Frente, 22 de noviembre, 2022.
Voceros de los pueblos nos hablan de una propuesta de cambiar el uso del suelo en las zonas verdes de la Ciudad que como sabemos se concentran en las alcaldías Milpa Alta, Magdalena Contreras, Xochimilco, Tlalpan y Cuajimalpa. La propuesta, dicen, es que 30,000 has (es decir unos 300 kms2 de los aproximadamente 1,500 kms que mide la ciudad) sean “reordenadas”, es decir, que dejen ser “suelo de conservación” ecológica para convertirlas en tierras donde sea permitido edificar. “El cartel inmobiliario” está detrás de esta iniciativa, nos dicen.
Según el Frente, que es quien organiza esta protesta, esas 30,000 has son aire fresco para los pulmones del adolorido sistema respiratorio de la ciudad. Recordemos que la Ciudad de México es la quinta más contaminada del planeta y donde debido a las partículas químicas que sin compasión impregnan nuestros pulmones cada vez que respiramos mueren decenas de miles al año, sobre todo niños y adultos mayores mientras centenas de miles de todas las edades sufren padecimientos similares a las de un fumador pasivo.
No sólo eso; voceros del Frente también afirman que esas 30,000 has son la principal carga del sistema acuífero de la ciudad que a su vez es la principal fuente de agua de la sedienta ciudad. Afirman que el sistema de acuíferos proporciona alrededor del 70% del agua que la ciudad consume; es por tanto mucho más importante incluso que el Sistema Cutzamala.
Hasta ahora, mucho de ese territorio clasificado como “de conservación” ecológica está blindado legalmente contra la edificación. Por un lado se lo impide justamente su ser clasificado como tierras de conservación. Y, por otro lado, se trata de tierras que en mucho pertenecen a los pueblos originarios de la ciudad; son sus tierra comunitarias. Entonces para poder urbanizar y edificar sobre ellas hay que arrasar con los bosques y praderas hoy existentes, por un lado, y pisotear y literalmente aplastar a los pueblos que hoy las labran o mantienen en reserva, por el otro. Sin problema, para eso está un órgano “autónomo” pomposamente llamado Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva de la CdMx. Dos de sus proyectos de desarrollo urbano están diseñados para barrer con los estorbosos bosques y pueblos: Plan General de Desarrollo (PGD) y Programa General de Ordenamiento Territorial (PGOT).
Para los pueblos no es un secreto que lo que llaman el “cartel inmobiliario” está detrás de estos proyectos. Y no se requiere un doctorado en economía en el ITAM o en Harvard para reconocer que por hoy la construcción de condominios y centros comerciales de lujo son la puntas de lanza de la acumulación capitalista en la ciudad. Edificaciones como el llamado Complejo Mitikah anuncian el futuro deseable para la inversión bursátil.
Mitikah Website.com.mx
Manta vs Mitikah en la protesta del Frente, 1o de febrero, 2023
No es que las inmobiliarias o el gobierno que les respalda piensen en la escases de vivienda o las rentas cada vez más por los cielos. Sus planes van por otro lado, son de altos vuelos pues están conectados a convertir esta ciudad ya tan de por sí neoliberal en una de las capitales de una economía continental globalizada, un eslabón crucial de imperios empresarial gobernados desde Estados Unidos para encadenar las economías del hemisferio occidental.
Lo que está en juego es “ordenar” la ciudad para que sea moderna, cara y jet set, y para eso habrá que desplazar muchos de sus habitantes actuales, de preferencia los más pobres y de piel prieta. Se trata de dar espacio a otro tipo de residentes más afluentes, blancos, con dólares en su cartera, operadores de inversión y modernidad que viven en buenos condominios en New York, Paris, Dubai, San Paulo o Tokio y que hoy vienen a ocupar la Ciudad de México. Quieren una ciudad “más atractiva” (sin perder su “exoticidad” por cierto).
Entre los nuevos residentes que el proyecto de “ordenaminto” busca atraer se encuentran manadas de “nómadas digitales”, ricos jubilados y operadores de todo tipo nacionales y extranjeros. Son clientes exigentes que buscan viviendas modernas y nice, con múltiples opciones para comprar, divertirse y reventarse sin tener que lidiar con la inconveniente y fea pobreza o bien protegidos contra la violencia engendrada por la desigualdad rampante y las guerras contra las drogas. Como la nueva ciudad busca consentir a políticos e inversionistas bien billetudos y cosmopolitas, ya se entiende porqué se necesitaba un aeropuerto faraónico en Texcoco para que viajeros frecuentes de todas las regiones del mundo pudiesen llegar y salir de la Ciudad de México con lujo, comodidad y puntualidad.
Los programas de ordenamiento del gobierno de la ciudad se emparentan pues con lo que podemos llamar como “complejo Santa Fe”; colonias de rascacielos, verdaderas fortalezas privatizadas a construir sobre las zonas más verdes de la ciudad, justo las que los pueblos nahuas habitan, labran o resguardan. Justo las áreas verdes que permiten que la ciudad no colapse por la contaminación y por la falta de agua.
“Es saqueo, no es sequía”
Consigna gritada en la marcha del Frente por la defensa de los derechos de los pueblos y barrios de la cuenca del Anáhuac (FDDBOCA) en noviembre de 2022.
Imágenes en movilizaciones del Frente, 22 de noviembre, 2022 y del 1o de febrero de 2023
y en una pared en Santa Úrsula
Cartel informativo de Charla-taller sobre ordenamiento
Estamos en uno de los talleres organizados por FDDBOCA en Santa Úrsula donde se discute no sólo la avaricia sino además lo irracional de los planes de “ordenamiento” del gobierno de la ciudad. Les importa la inversión y cierran los ojos ante el futuro desolador que quieren imponer. Ignoran lo terriblemente insostenible e insustentable de sus inversiones.
La torre Mitikah expresa mejor que muchos esta irracionalidad. El inmenso complejo habitacional de 69 pisos, 660 condos y 36 elevadores está edificado con vidrio y acero y no tiene ventanas, es decir, no se pueden abrir. Incluso se lavan automáticamente. Sus residentes nunca estarán en contacto con el aire libre pues su ventilación y clima estarán controlada por un sistema interno “inteligente”.
Vivir en el encierro. Quizás Suena feo pero piense: usted ya no estará expuesto a las inclemencias del clima, de la contaminación, del polvo o de cualquier otra amenaza. Mitikah es ciertamente un mito: una residencia aislada del mundo hostil de afuera, de sus indigentes, descontentos, ambulantes, tráfico insoportable, violencia cotidiana y gérmenes y polvo mugrosos. Usted vivirá casi sin salir: todo lo que necesita está en la torre: jardines cubiertos, gimnasios, centros comerciales, lugares para entretenerse y reventarse, internet seguro para que trabaje desde casa, seguridad las 24 horas: todo lo que necesita para escapar del exterior. Y si tiene que salir, podrá hacerlo desde su auto, con su chofer si es que puede pagarlo, y por supuesto con los virios subidos y los seguros de ls puertas debidamente cerrados.
Mitikah, según el periodista Bellinhausen, es un templo del consumo sin freno, una torre fálica, un urbicidio que aplastó al barrio de Xoco. Mitikah es propiedad de un obscuro complejo llamado “Fibra Uno” y fue construido por una red de empresas ligadas al gobierno de Marcelo Ebrad. La torre fue diseñado por Cesar Pelli, un arquitecto que construyó una torre gemela a Mitikah en San Francisco, California.
Complejo Mitikah en Coyoacán, Ciudad de México
y Torre en Salesforce Transit Center Park en San Francisco, California.
Lo que sus promotores no dicen es que la torre diseñada para el entorno de California es tremenda absurda en México, una autentica distopia. Sólo hay que pensar cómo estará el tráfico interno para salir de los interminables estacionamientos subterráneos al embotellamiento de Churubusco y Universidad. El funcionamiento resulta tan ineficiente que parece una broma. En el taller del Frente se discute de dónde viene el agua que Mitikah utiliza. De entrada, nos informan que la torre, por si misma, casi consume el agua que todo el pueblo de Xoco, y que para abastecerse, CONAGUA y SACMEX (Sistema de Aguas de la Ciudad de México) autorizaron que Mitokah se conectara a la red de agua de la ciudad a cambio de perforar un pozo. La historia que nos cuentan de cómo les permiten abrir pozos cuando la ley de la Ciudad de México lo prohíbe desde los años 1950s da material para un teatro de lo absurdo que espero tendremos oportunidad de platicar para retar al lector a que lea y no diga “¡ya ni la chingan!”.
Pero regresando a Mitikah, el caso que la torre no obtiene agua suficiente para alimentar a sus exigentes residentes ni siquiera sumando la red de agua más su pozo. La “solución” que los administradores han encontrado sigue la pauta seguida por las colonias populares de la ciudad que tampoco tienen agua: pipas. Hace poco Rosa y yo nos burlábamos de la propaganda política en una de las bardas de Neza: Un político astuto pedía votos prometiendo mejorar el servicio del agua. ¿Cómo? Adquiriendo más pipas. Esa pared era la confesión de que las tuberías del agua potable del Valle de México empiezan a convertirse en una reliquia del pasado. Lo mismo en el corazón de Coyoacán donde cada noche llega un número de pipas de agua para alimentar la cisterna del fálico monstruo. Desconocemos de dónde traen el agua.
El absurdo no puede ser más grande. ¡Y el proyecto de ordenamiento busca sin duda crear uno, dos, tres, muchos Mitikahs en la ciudad! Robarse el agua de los ríos y zonas verdes que aun quedan en la ciudad es un asunto menor ante la danza de los millones a ganar con más inversiones inmobiliarias. Y por cierto, en el taller del Frente nos platican que no sólo Mitikah echa mano de las folclóricas pipas de agua: No sospechábamos que múltiples modernos centros y plazas comerciales que pululan por la ciudad también dependen de las pipas y sus choferes. Nos preguntamos socarronamente qué sucedería si las pipas no llegan, si se descomponen, si los choferes no llegan a trabajar o se atoran con uno de tantos embotellamiento de tránsito. ¿Saldrán los residentes de Mitikah vestidos con tacones, pipa y guante a cerrar la Avenida Río Churubusco exigiendo que llegue su agua?
“Claudia ojete, la ciudad no se vende”
Consigna gritada en marcha del Frente
Imagen en una marcha del Frente, 22 de noviembre, 2022.
Obscuros funcionarios del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva de la Ciudad de México (IPDF) en contubernio con los diputados de la ciudad llevan años preparando dos proyectos de legislación. Uno cancela el estatus protegido de las áreas verdes de la ciudad; dejan de ser de conservación ecológica y pasan a otra clasificación más permisiva para destruirlas y sobre ellas edificar.
El segundo proyecto es desaparecer, hasta donde sea posible, el estatus de pueblo originario. (Los dos proyectos se encuentran en la página del IPDF: https://ipdp.cdmx.gob.mx/dependencia/marco-normativo). El gobierno de la ciudad está demandando que los pueblos, para seguir siendo considerados pueblos tendrán que demostrarlo siguiendo un farragoso, complejo e interminable trámite burocrático. “Me pidieron el acta de nacimiento de Cuauhtémoc” nos dice sarcástico uno de los organizadores del Frente.
Lo que está en juego es muchísimo. Los pueblos originarios están defendieron su territorio y esto los pone en la primera línea de fuego de esta lucha por el futuro de la ciudad. Pero la inmensa mayoría de los 10 millones de habitantes de la ciudad, por no decir los 25 millones que habitan la megalópolis Valle de México deberían de estar escandalizados y protestando en las calles simplemente porque el pulpo inmobiliario y los diputados que hoy les “representan” no quieren responder estas preguntas básicas: ¿y de dónde va a salir el agua para sus millonarios condominios y centros comerciales? ¿para quién son y quien los necesita? ¿Qué va a pasar con el aire y el agua de la ciudad luego de que sus tierras de conservación sean reemplazados por una selva de concreto, cristal, hierro y artículos de lujo en tiendas y restaurantes con nombre en inglés? ¿A dónde va a ir toda la basura que van a generar? Y a final de cuentas, ¿dónde vamos a vivir cuando ese territorio sea ocupado por güeros mexicanos y extranjeros en sus condos de lujo?
Por el momento, unas 30 personas que protestan han cerrado las calles del centro y se desgañitan la garganta tratando de explicar sus motivos. Nadie más que ellas, y quizás los diputados menos obtusos y más cínicos que se escondían en algún café cercano mientras pasaba la protesta, nadie más sabia que en esa protesta que parecía insignificante, se jugaba uno de los dilemas más decisivos y radicales en la ciudad de México, quizás desde tiempos de la conquista española.
Imágenes: Protesta del Frente, 1o de febrero de 2023 y
mural en una pared de Santa Úrsula Coapa frente al Estadio Azteca.