Entrada y calle central de Oventic |
Oventik desde el estrado del CompArte. Foto: Rosa María Barajas |
Por dos días, artistas de los cinco caracoles zapatistas presentaron sus trabajos en un festival que fue un monumento al realismo anticapitalista y la concientización de las comunidades, particularmente de las mujeres. Por dos días los artistas zapatistas se continuaban unos a otros sin descanso ni receso; una tras otra declamaban poesía, tocaban música o representaban obras teatrales. La moderadora del evento sólo mencionaba a qué Caracol pertenecía cada artista; no se daban ni nombres ni el Marez de que provenían. Pienso que era una manera de pensar al arte como una obra colectiva más que individual.
Mientras, en la galería de Oventik se exponían pinturas y esculturas. En conjunto, el tema global del arte zapatista era la lucha de los pueblos contra el capitalismo. Las obras explicaban la vida de los abuelitos casi como esclavos en las fincas antes de la revolución de 1994, la existencia del neoliberalismo como una nueva finca, la lucha de las mujeres por su igualdad, la manera en que los partidos y las iglesias dividen a los pueblos y otros temas. No hubo canciones u obras de lo que se conoce como amor romántico.