En La 72: De migrante a refugiada/o

“Somos humanos, tenemos dignidad, merecemos respeto”

Este es uno de los murales del comedor de la 72. Unas manos morenas sostienen el corazón que demanda dignidad y respeto. Se distinguen las banderas de El Salvador, Honduras, Guatemala y del movimiento LGTB. Un tren y una escalera aparecen como los símbolos o instrumentos para la migración.


Es el comedor, una área abierta buena para jugar pelota o pasar un rato platicando o durmiendo.
Foto: Rosa María Barajas

“Tal parece que la tragedia es permanente; tal parece que nos hemos acostumbrado a escuchar el clamor, los gritos tumultuosos de aquellas y aquellos que van a la intemperie cargando el único patrimonio que han conseguido en su corta o larga, pero siempre dolorosa existencia: el sueño de una vida mejor. Y desafortunadamente, aquellas, aquellos que salen ahora de sus países para literalmente, sobrevivir, encuentran ya desde el inicio del camino en México, persecución, humillación, ultrajes sexuales, extorsión, muerte.” (La 72, Informe, El Colegio de la Frontera Norte, Pag. 6)



Portada del Reporte de La 72 en 2016

Los y las centroamericanos/as que viajan sin papeles en México son migrantes pero también refugiadas/os. México era país de tránsito; ahora es país terminal. ¿Por qué? Porque el gobierno de EUA ha subcontratado a la policía mexicana para “controlar” a los migrantes y detenerlos a cientos o miles de kilómetros de distancia antes de que lleguen a la frontera de Estados Unidos; quiere que México no los deje pasar, o en su caso, si no puede detenerlos, al menos mantenerlos en México.

“El año 2014 representó un punto de inflexión, un giro drástico en la política migratoria de México y la región mesoamericana. El 7 de julio de ese año el presidente mexicano Enrique Peña Nieto presentó al mundo el Programa Integral de la Frontera Sur (PFS). Dos serían los ejes rectores del mismo: ordenar el flujo migratorio en el sur del país primeramente, y además proteger los derechos humanos de las personas migrantes que ingresan a México.

Desde nuestro trabajo diario, donde los testimonios y las denuncias de las personas que nos llegan son nuestra arma más poderosa, podemos afirmar alto y claro que el Programa Frontera Sur tuvo un objetivo específico: obstaculizar y frenar a toda costa a las personas que transitan por México de manera irregular en dirección a los Estados Unidos.

Para ejecutar este cierre de fronteras se legitimó la persecución, la detención y la deportación. Desde agosto del año 2014 fuimos testigos de cómo en México se incrementaron los operativos de verificación migratoria en las carreteras, en las vías del tren y en el centro de los núcleos urbanos.” (La 72, Informe, El Colegio de la Frontera Norte, Pag. 18)

“Sí, es absolutamente cierto” dice Sonia Nazario, autora de El viaje de Enrique. Se trata de la historia real de un niño en busca de su madre,  en la que describe como un éste a los 17 años abandonó Tegucigalpa para intentar llegar a Estados Unidos en su búsqueda.  Lourdes emigró buscando una mejor calidad de vida para ella y su familia cuando Enrique tenía tan solo 5 años. “Es absolutamente cierto que estamos financiando esto: decenas de millones de dólares el año pasado y, como dije, $ 90 millones propuestos por el Departamento de Estado este año [2016], y eso sin contar lo que el Departamento de Defensa ya ha adelantado, una cantidad desconocida. Y muchos, muchos estudios han demostrado que los funcionarios mexicanos, tanto la policía federal como la policía estatal y los funcionarios de inmigración son cómplices en este robo, violación y asesinato de inmigrantes durante su intento de viajar al norte, a los Estados Unidos, a un lugar seguro. Y vemos niños que ahora recorren todo México tratando de eludir a esos funcionarios, y mujeres como Julia con sus hijas, su niña de tres años, su niña de seis años, caminando durante días, durante 12 horas a la vez, poniendo a la más pequeña sobre sus hombros, tratando de llevarlas al norte a través de México a los Estados Unidos, a un lugar seguro.

Creo que lo que estamos haciendo es vergonzoso. Los refugiados son personas que huyen de los daños, y al menos deberíamos darles la oportunidad de demostrar que son refugiados. Y si no lo son, entonces quizás enviarlos de vuelta… En lugar de tratar de comprender lo que están pasando y darles la bienvenida, o al menos ponerlos en nuestro sistema judicial para ver si reúnen los requisitos o no, hemos pagado a México para enviarlos de vuelta a la muerte. Hay un estudio de nuestro investigador social que muestra que en los últimos 21 meses, al menos 90 personas han sido asesinadas poco después de ser devueltas por Estados Unidos y México a sus países de origen, en estos tres países tan violentos en América Central. Entre ellos,  un niño de 14 años que regresó a Honduras, Gredis, quien a menos de 24 horas de haber regresado a casa, tenía dos balas en la cabeza. Esto es lo que nuestras políticas están causando.” (“Outsourcing a Refugee Crisis: U.S. Paid Mexico Millions to Target Central Americans Fleeing Violence” Democracy Now, October 13, 2015)

Los albergues y grupos de defensa de las y los migrantes centroamericanos se encuentran en un dilema redefiniendo su función entre personas en situación de migración y personas en condición de refugiadas. Existen en México 86 albergues de acuerdo al directorio de La Red DH Migrantes. Esta red se define como un “esfuerzo de articulación de organismos públicos de derechos humanos y organismos de la sociedad civil para la defensa y protección de las personas migrantes en México y Centroamérica.” (Red DH Migrantes). Estos albergues se están convirtiendo lentamente en campos de refugiados; las brutales políticas de EUA contra niños y adultos que buscan migrar a EUA obliga a las familias migrantes a redefinir estrategias y muchos han optado por quedarse en México en calidad de refugiados. 

Dice La 72: “Un punto más a reflexionar es que ahora con el éxodo de personas que cubren el perfil del refugio, muchas organizaciones y agencias internacionales, hablan de la indispensable separación entre personas migrantes y refugiadas. En La 72, decimos que eso es una trampa en la que nosotros no podemos caer. Creemos que todas las personas víctimas de la migración y desplazamiento forzado, necesitan la atención del mundo, la protección y el respeto incondicional a sus derechos humanos.” (La 72, Informe, El Colegio de la Frontera Norte, Pag. 16)