Socialismo y zapatismo, dos perspectivas de emancipación

Ponencia al Encuentro: Economía de los trabajadores

Socialismo y zapatismo, dos perspectivas de emancipación 


Buenos días,

Hay en México y Estados Unidos un buen número de activistas que desconfían del zapatismo, o neozapatismo, porque éste no acepta los cánones del marxismo leninismo: partido proletario, derrocamiento del estado burgués, dictadura del proletariado, y socialismo como vía hacia el comunismo. Quiero apelar a la conciencia rebelde de estos y estas activistas para proponerles una tesis: el socialismo no es EL sino UNO de los caminos, no el único ni el más importante, en la lucha por la emancipación. La experiencia zapatista no sólo abre otro camino y otra perspectiva, la de los pueblos, que hoy quiero reconocer, sino que además nos invita a la humildad --ese valor tan importante en las comunidades indígenas mesoamericanas-- humildad teórica para bajarse del pedestal de la vanguardia y así poder ver que existen no una ni dos sino montón de perspectivas de lucha anticapitalista que no transitan necesariamente por el marxismo leninismo. Y que tienen su valor y contribuyen a la lucha por un mundo nuevo, y que no son ni inferiores, utópicas, precientíficas, o como se les quieran denigrar.   


Quiero advertir que mi plática tiene limitaciones inevitables. No es nada fácil tratar de resumir un movimiento tan complejo, novedoso, multifacético y sorpresivo como el movimiento zapatista. Desde su inicio, sus propuestas teóricas y prácticas han sido extraordinarias. Pretender entender desde afuera esta lucha de más de 25 años y una resistencia de más de 500 resulta al menos pretencioso. Además, por otro lado, querer interpretar al neozapatismo puede ser un sinsentido porque es un movimiento que se ha representado a si mismo extraordinariamente y ha analizado, discutido y documentado cada uno de sus pasos con una sistematicidad sin igual. De hecho, fue el primer movimiento en México y quizás en el mundo que utilizó a gran escala el internet. Su página en línea, "Enlace Zapatista", es una biblioteca cibernética que contiene miles de textos, comunicados, denuncias, cuentos, mitologías, trabajos de arte de gran riqueza que guardan un cuarto de siglo de lucha, resistencia y rebeldía. No en balde se esfuerzan en documentar y teorizar su práctica porque, dicen, hay que pensar en el futuro: “Nuestra lucha no tiene un plazo definido y, en cambio, abarca generaciones completas.” Nuestras “reflexiones teóricas habrán de servirles a quienes sigan cuando nuestro calendario llegue a su última fecha.” Hay que pensar, “en una palabra: herencia.” ("El método", Enlace Zapatista, Mayo 2015) Por tanto quien en verdad quiera comprender y aprender del movimiento zapatista puede y tiene que ir a visitar las comunidades en Chiapas y consultar su “fuente” principal: Enlace Zapatista.org.  

Algunos socialistas sitúan al zapatismo como una variedad de anarquismo, pero los zapatistas mismos han declarado que los respetan pero que no lo son. Al respecto dice el SupGaleano: “Por eso nuestra admiración al pensamiento anarquista. Es claro que no somos anarquistas, pero sus planteamientos son de los que provocan y alientan, los que hacen pensar. Y créeme que el pensamiento crítico ortodoxo, por llamarlo de alguna forma, tiene mucho que aprender en ese aspecto, pero no sólo en eso, del pensamiento anarquista. Por ponerte un ejemplo, la crítica al Estado como tal, es algo que en el pensamiento anarquista lleva ya mucho camino andado.” ("El muro y la grieta", Enlace Zapatista, Mayo 2015) Traigo esto porque el diálogo y la discusión, pero también la continuidad entre socialismo y zapatismo puede evocar mucho y de hecho tiene muchas relaciones con la vieja discusión entre marxistas y anarquistas. Bien sabemos que estamos aquí invocando dos océanos inmensos, profundos y complejos que ni por encimita podemos explorar ahora. Pero quiero proponer lo siguiente: las y los zapatistas aparecen como un río inesperado que sortea peligrosamente ambos océanos. Una semilla que requiere aguas nuevas y tierras originales para germinar. Me parece importante señalarlo porque el neozapatismo no nace en el Siglo 19 en Europa sino a finales del Siglo 20, de hecho en el 21, en México. No nace de las discusiones entre la 1a y la 2a Internacional, ni de la Comuna de París, aunque lo que yo alcanzo a vislumbrar es que les zapatistas tienen plena consciencia de esas historias. Tampoco nacen de la 3a Internacional, aunque una de sus vertientes originarias fueron las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), una versión notablemente poco doctrinaria del marxismo leninismo de los años 1970s-1980s en México. Muy distante de la Europa de Marx y Lenin, el zapatismo se nutre también de la sabiduría milenaria y la resistencia anticolonial de los pueblos mayas. Pero pese a la profunda distancia histórica y geográfica, hay que insistir y subrayar las obvias y también profundas continuidades de los Caracoles Zapatistas con la Comuna de París, los Soviets en Rusia, y, seguramente si las estudiamos, las comunas chinas y vietnamitas y las experiencias comunitarias en Cuba. A pesar de sus diferencias con sus antecesoras, los Caracoles zapatistas son, como ellas, notables esfuerzos prácticos de creación de mundos anticapitalistas; experiencias sin duda parciales, incompletas y llenas de problemas, pero que prefiguran comunidades nuevas construidas en contra y sobre las ruinas del capitalismo. Y en el caso de los Caracoles, en contraposición al capitalismo neoliberal y pandémico del Siglo 21.

En lo fundamental, entonces, la perspectiva anticapitalista zapatista no surge de los grandes debates y batallas socialistas y comunistas del Siglo 19 y principios del 20, sino que más bien es semilla que brota en los tiempos del capitalismo neoliberal, y entre tierras y pueblos de una de las regiones más excluidas y más “de abajo” del Sur Global: Chiapas. Quiero proponer lo siguiente: El neozapatismo no es casual; es una de las expresiones más notables y logradas del tipo de movimientos, luchas, rebeldías y resistencias que el capitalismo neoliberal inevitablemente engendra. NOTA: Hablar de resistencia y rebeldía no es un mero recurso literario. Para los y las zapatistas, “rebeldía” significa “nuestro «NO» al sistema” mientras que “resistencia” representa “nuestro «SÍ» a otra cosa que es posible.” Los ponen juntos porque su táctica considera simultáneamente un NO y un SI, a diferencia de algunas propuestas marxistas leninistas que se enfocan en el NO y relegan o postergan cualquier consideración práctica sobre el SI a un futuro posterior al derrocamiento del estado burgués. Regresando al neoliberalismo, quiero decir que el neozapatismo es como su hija, negada y despreciada, producto de una violación del capitalismo de despojo contra la madre tierra. En ese mundo depredador, brutal, violento, criminal y sádico del neoliberalismo es donde florece, entre la putrefacción del sistema político y de la cultura, un poderoso movimiento de los más marginados entre los marginados, entre los más pequeños, que armado de fuego, verdad y dignidad, desafía al sistema más poderoso en la historia de la humanidad. El neozapatismo nace como paradoja, y entre paradojas crecerá: Cuando más fuerte se sentía el neoliberalismo en 1994, más duro le pegó el zapatismo. Y fue allí, en la transición del capitalismo de la llamada “guerra fría” al capitalismo neoliberal, en donde emerge el zapatismo y es en esa “coyuntura histórica” donde los y las zapatistas concentrarán sus esfuerzos teóricos para comprender el mundo donde están peleando y buscando el famoso “qué hacer” para combatirlo. Para entender este complejo mundo es que van a cuestionar los clichés y dogmatismos heredados por el marxismo del PCUS. La lucha practica demanda un pensamiento que no sean ni “haragán”, ni “dogmático”, ni “mentiroso”, dicen los, las, loas zapatistas. ("El método", Enlace Zapatista, Mayo 2015

Quiero insistir en que la perspectiva zapatista no brota de la academia, aunque la reconoce y valora, ni tampoco proviene de un afán por ganar la “lucha ideológica” en el movimiento popular, aunque para nada rehúye la discusión. Las palabras, tesis y propuestas zapatistas provienen de las necesidades de su lucha, de la práctica. “Ni teoría sin práctica, ni práctica sin teoría”, proponen. “Quien hace teoría debe hacer práctica, casi diríamos que por método científico” pues “el pensamiento crítico lleva ese veneno: si sólo es pensamiento, no llega a ser crítico.” Pero a la vez, “quien hace práctica debe reflexionar sobre ella… ni teoría sin práctica, ni práctica sin teoría” ("El método", Enlace Zapatista, Mayo 2015). Pienso entonces que resulta imposible comprender la perspectiva y la teoría zapatista sin considerar su experiencia práctica, y quizás sobre todo el formidable trabajo de construcción de los caracoles, es decir, la formación de comunidades autónomas donde viven y luchan decenas o cientos de miles de personas, organizadas en 1,111 pueblos, según nos decían los y las zapatistas en 2005. La perspectiva zapatista se nutre continuamente de los desafíos, proyectos y creaciones en esos caracoles, en su lucha por zafarse de la dominación capitalista y en el afán de tejer, en cambio, una “formación social” comunitaria con valores y lógicas opuestas a la ganancia capitalista y a la corrupción e individualismo exacerbados del neoliberalismo. Los caracoles y sus juntas de buen gobierno no son burbujas cerradas ni aldeas autóctonas, sino experiencias de poder popular que viven en constante contraposición a las cabezas múltiples, venenosas y asesinas de la hidra capitalista, la que se proponen destruir no sólo en sus territorios sino en el mundo entero. En los caracoles a diario se diseñan, enmedio de innumerables obstáculos, otra educación, otra salud, otra producción, otra cultura, otra política. Otro mundo es posible y en los caracoles está en camino. Y dicen las comunidades zapatistas que “este modo de gobierno autónomo no es inventado así nomás por el EZLN, sino que viene de varios siglos de resistencia indígena y de la propia experiencia zapatista, y es como el autogobierno de las comunidades.” (Sexta Declaración de la Selva Lacandona, Enlace Zapatista, 2005) No creo exagerar diciendo que los caracoles, son el corazón de la experiencia y la perspectiva zapatista.

Entonces, ¿cómo intentar sintetizar dar una visión de conjunto de la perspectiva zapatista, tarea que veo imposible en este momento y en este espacio? Quizás les propondría tratar de hacerlo centrándonos en revisar tres de sus consignas, principios o lemas más conocidos y celebrados. 

Uno: En vez de “dictadura del proletariado”, las comunidades zapatistas han propuesto el principio del “mandar obedeciendo”, recogiendo la profundidad de la milenaria democracia maya asamblearia. El “mandar obedeciendo” ha sido presentado, explicado, evaluado, modificado y reafirmado innumerables veces por las comunidades zapatistas, para ellas y para el mundo. El mandar obedeciendo fue ciertamente uno de los temas más importantes y discutidos en la famosa Escuelita Zapatista que en 2013 y 2014 invitó a miles de simpatizantes a asistir a Chiapas y aprender de “la libertad según l@s zapatistas” (Radio Zapatista, 2013). El “mandar obedeciendo” es pues una de las columnas fundamentales en la construcción de los Caracoles. Los pueblos de Chiapas y de otros lugares de México han retomado el mandar obedeciendo y han desarrollado lo que llaman los “siete principios del mandar obedeciendo”. Estas propuestas fueron fácilmente entendidas y asumidas por la organización hermana de los y las zapatistas, el Congreso Nacional Indígena, el cual se define como “la casa de todos los pueblos indígenas” (Congreso Nacional Indígena, Oventik, Enero 2017) y que en 2019 sumaba 89 naciones, tribus y pueblos indígenas y cientos de comunidades en 179 municipios y 24 estados de la república mexicana, posiblemente el movimiento de los pueblos indios más numeroso desde la Revolución Mexicana de 1910 (Zósimo Camacho, Contralínea, agosto 2019). Hoy, los principios del mandar obedeciendo son conocidos y practicados por colectivos en México y el mundo inspirados por la experiencia zapatista. Conocerles en detalle nos lleva por tanto al corazón de la perspectiva zapatista. 

Dos: En vez de proponerse como la potencial vanguardia y buscar a toda costa ganar la hegemonía en el movimiento obrero popular, los y las zapatistas proponen crear “un mundo donde quepan muchos mundos” e insisten en reconocer y valorar a todos los “sujetos” y movimientos anticapitalistas. “Un mundo donde quepan muchos mundos” destaca la escucha verdadera; la intención de forjar una lucha común mediante el sistema indígena de dialogar y “echar trato” hasta alcanzar consenso más que supeditación a la mayoría; y valora el respeto y, como ya mencionamos, la humildad en el trato en vez del canibalismo y el sentido competitivo que permea la política institucional y, desafortunadamente, también a mucho de la izquierda. Un mundo de lucha donde quepan muchos sujetos revolucionarios y comunidades rebeldes, articulándose sin ignorar que cada una tiene sus modos, calendarios y geografías, y que el esfuerzo no es por tratar de homogeneizar ni de ganar la hegemonía sino en articular verdaderamente un mosaico multicolor de resistencias y rebeldías.    

“Durante todos estos años hemos aprendido muchas cosas” escribe el SupGaleano, “acaso la más importante es darnos cuenta de lo pequeños que somos. Y no me refiero a estatura y peso, sino al tamaño de nuestro empeño. Los contactos con personas, grupos, colectivos, movimientos y organizaciones de diferentes partes del planeta, nos han mostrado un mundo diverso, múltiple y complejo. Con esto se ha reforzado nuestra convicción de que toda propuesta de hegemonía y homogeneidad no sólo es imposible, es, sobre todo, criminal. Porque los intentos -no pocas veces ocultos detrás de nacionalismos de cartón piedra en los escaparates del mall de la política electoral-, de imposición de modos y miradas, son criminales porque pretenden el exterminio de diferencias de todo tipo.” (La Travesía por la Vida: ¿A QUÉ VAMOS?, Enlace Zapatista, 27 de Junio, 2021)

La propuesta zapatista, por tanto, no se obsesiona por descubrir “la lucha principal” ni enfocarse en encontrar el “sujeto” más revolucionario o llamado a hacer la revolución. Por el contrario, entre más “sujetos” revolucionarios mucho mejor. “Un mundo donde quepan muchos mundos” no significa la indefinición pero sí invita a llegar acuerdos y, como ahora lo dicen cada vez más movimientos, a trazar una “interseccionalidad” de las luchas y demandas, lo cual busca ser diferente a crear un pliego petitorio o un chorizo de demandas. Y, cuidado, “un mundo donde quepan muchos mundos” no se espanta con el poder popular. La mejor prueba de ello es la insurrección de 1994, la existencia de un ejército popular (que como ejército no puede ser democrático) y el funcionamiento de las JBG. “Un mundo donde quepan muchos mundos” no pretende regresar a una filosofía liberal ni enarbolar la bandera del individualismo. Con los hechos, las y los zapatistas han demostrado que su perspectiva es la comunidad, y en sus múltiples intervenciones y documentos han insistido vigorosamente que su lucha es anticapitalista, de abajo y a la izquierda. 

Y tres: “para todos todo, nada para nosotros” es quizás el llamado más radical, poderoso y generoso para lograr la verdadera unidad del movimiento popular y para enfrentar lo que quizás sea el corazón de las estrategias capitalistas para dividir, desviar, enfrentar entre sí, provocar discordias y sembrar egoísmos y, en última instancia, para mediatizar y derrotar a los movimientos. “Para todos todo, nada para nosotros” rechaza de entrada las socorridas tácticas del estado de “maicear” a líderes populares y a veces hasta a sus bases, y a canjear demandas legítimas que son de todos y todas con prebendas para algunos de nosotros. 

Pienso y siento que “mandar obedeciendo”, “un mundo donde quepan muchos mundos”, y “para todos todo, nada para nosotros” han sido tres principios que han orientado la perspectiva zapatista y han permitido la impresionante continuidad y crecimiento de su movimiento por más de un cuarto de siglo, como ellas y ellos dicen, sin cansarse, sin venderse, y sin claudicar. Pienso y siento que la radicalidad de estas tres consignas superan dialécticamente, es decir, recogen, evalúan, hacen balance y reactualizan a un nuevo nivel muchas enseñanzas y principios importantes de movimientos revolucionarios anteriores, en particular en las actuales condiciones del Sigo 21. Es decir, del periodo neoliberal que, de acuerdo con el ya finado SupMarcos se inició o consolidó justamente con la derrota del campo socialista como sistema mundial, y con su disolución como alternativa social (7 piezas sueltas del rompecabezas mundial, Enlace Zapatista, 1997)

 

En el tiempo que nos queda, les propongo un plan para comprender un poco más la perspectiva zapatista --en sus diferencias y continuidades con la perspectiva socialista. Sugiero elaboremos un plan para estudiar lo que llamaré dos propuestas analíticas zapatistas, una elaborada en los años 1990s coincidiendo con el auge del neoliberalismo, y una segunda propuesta analítica que es más contemporánea, que se va elaborando desde mediados de los años 2010s, justo en lo que aparece como el declive del neoliberalismo.  

La primera propuesta nace con el movimiento mismo, en los años 1990s, y consiste en un esfuerzo por entender y caracterizar al capitalismo neoliberal que reemplazó la llamada “guerra fría” en el mundo, y al llamado “desarrollo estabilizador” o de “substitución de importaciones” en México. Se trata de evaluar los cambios y las continuidades, las rupturas y diferencias que trajo el neoliberalismo respecto a formas o fases anteriores del capitalismo. No se trata, insisten las y los zapatistas, en teorizar por teorizar, inventar palabras o argumentos que luzcan brillantes y novedosos para lucirse o ganar una chamba en las universidades, en el gobierno, o en una ONG. “Lo que está en juego… es la transformación de una realidad.” Se trata, más bien,  de un esfuerzo sincero de “provocar ideas, pensamientos, discusión, debates.  No para vencer a un supuesto oponente ideológico, sino para responder la pregunta que todas, todos, todoas terminaremos por hacernos: ¿qué sigue?” ("El método", Enlace Zapatista, Mayo 2015

La segunda propuesta analítica zapatista que les propongo que busquemos cómo entrarle a estudiar consiste, precisamente, en el esfuerzo que están haciendo para entender el periodo actual que se abre con la crisis capitalista del 2008 pero sobre todo con la pandemia del 2020. “Bueno, el asunto es que lo que nosotros, nosotras, zapatistas, miramos y escuchamos es que viene una catástrofe en todos los sentidos, una tormenta”, nos decían ya en 2015 (La Tormenta, el Centinela y el Síndrome del Vigía, Enlace Zapatista Abril 1o 2015). Esta segunda propuesta analítica revisa la situación actual de descomposición del neoliberalismo, y trabaja en comprender en qué y hacia dónde va transformándose el capitalismo. Muchos movimientos medioambientales hablan ahora del Antropoceno; lo definen como una era geológica donde la humanidad es capaz de desequilibrar la naturaleza, y sitúan su inicio ya sea en la Primera Revolución Industrial o más acá, en la Segunda Guerra Mundial, en la postguerra, o con más precisión, en el estallido de la bomba atómica que destruyó Hiroshima. Sin embargo, autores como Naomi Klein, ubican al neoliberalismo como el principal culpable de detonar la crisis climática mundial. Como sea, la pandemia del Covid-19 y la catástrofe global que propició en 2020 pueden considerarse “la primera crisis integral de la era del Antropoceno” (Tooze, 2021). En este contexto, y aunque el movimiento zapatista no habla del Antropoceno como tal sí se esfuerza en comprender los cambios que se operan ante nuestros ojos y, sobre todo, en esbozar alguna táctica que los movimientos anticapitalistas podamos construir. Ante el caos que reina y la amenaza inminente que asecha a la naturaleza, incluida la humanidad, y mientras los líderes se ocupan de pelear neoliberales contra neoconservadores, el movimiento zapatista busca una alternativa que llaman “Por la vida” (Enlace Zapatista, 1 de Enero 2021). Y en su búsqueda del qué hacer lanzan su propuesta de “Travesía por la vida” que hoy se ha concretado en una delegación de 170 zapatistas que recorren Europa y dialogan con la “Europa insumisa”, la de abajo, como elles dicen. Así, un fantasma recorre nuevamente Europa, esta vez es el fantasma del zapatismo. 

Les propongo, en suma, planear cómo revisar las dos propuestas analíticas zapatistas, construidas una al principio y otra al final de la fase capitalista neoliberal. Les propongo revisar, primero, cómo vieron los y las zapatistas el mundo neoliberal en sus años de auge en los 1990s, cuando la insurrección zapatista abofeteó la insolente soberbia de Salinas de Gortari y a ese primer engendro de la globalización neoliberal llamado TLCN. Revisar cómo la rebeldía de los pueblos maya zapatistas --justo cuando la historia parecía claudicar-- fue capaz de recoger del suelo con tanto éxito y asertividad el principio de la esperanza y la bandera de la emancipación comunitaria. Les propongo que recordemos y tratemos de comprender cómo el grito zapatista por libertad, justicia y democracia resonó en millones de mentes y corazones alertándonos y diciéndonos que no todo estaba perdido. Eso en primer lugar. Y en segundo lugar revisar la propuesta analítica zapatistas del presente, 27 años después de la insurrección en Chiapas. Verles nuevamente en acción; cómo están tratando de recoger y dialogar con lo mejor del pensamiento crítico para proponer no otro encuentro a donde lleguen intelectuales, líderes y con suerte uno que otro activista, y no un congreso donde después de grandes ponencias e ideas cada quién se vaya a su casa y nada sucede. Tampoco una reunión de líderes para formar un frente amplio que a la primera acción se desgaje en pedazos. Les sugiero que pongamos atención a la propuesta zapatista de recorrer el mundo, casi a pie, para escuchar las historias de resistencia y rebeldía de pueblos y movimientos en los cinco continentes, no sólo para compartir dolores y luchas, sino también y principalmente para hacer de esos dolores, resistencias y rebeldías un tejido que hilvanado desde abajo y, como insisten, con la colaboración de la ciencia progresista y las artes autónomas, forme una red de millones de nodos que desde todos los rincones del planeta agriete y desafíe la hidra capitalista, celebre la comunidad, y defienda la vida, nuestra vida, y a la Madre Tierra.  (Una montaña en alta mar, 2020)

¿Cómo la ven?