La 72: Redefiniendo destinos

Principales rutas utilizadas por migrantes centroamericanas/os de sur a norte, desde Guatemala en la frontera con México hasta EUA en su frontera con México.
Fuente: Periódico El Universal y The Dallas Morning News

Entran migrando y pasan por Tenosique. En años anteriores, su destino era Estados Unidos; en los últimos años México lo es cada vez más.

“Centroamérica es una región golpeada por las desigualdades, donde décadas de conflictos armados e intervencionismo económico han martirizado a su población, conduciéndola a un empobrecimiento extremo que la aniquila. A ésta se le niega sistemáticamente el acceso a la educación, a la salud, al trabajo, a una vida con dignidad. Desde hace años somos testigos en México de este éxodo humano, de este desplazamiento forzado de personas centroamericanas.

“Aunque no existen estadísticas que reflejen a ciencia cierta cuántas son las personas que transitan anualmente por territorio mexicano, sí hay algunos cálculos que sitúan a México como uno de los corredores migratorios más importantes del mundo. El número más aproximado y fidedigno es de 400,000 personas al año.” (La 72, Informe, El Colegio de la Frontera Norte, Pag. 13)




Los murales pintados en los pasillos y paredes de La 72 presentan la geografía de la migración.


El mapa muestra las rutas del tren que usan los migrantes desde que entran a México vía Guatemala hasta llegar al norte de México y a la frontera con Estados Unidos. El mapa indica sitios claves que se clasifican de la siguiente forma: “Cobro de cuota ($100 dólares aprox.)” > lugares donde hay que pagar a la policía, a los traficantes, o a ambos. “Zona de riesgo” > lugares donde la policía o las mafias de traficantes pueden atraparn os. “Asaltos y secuestros” > lugares con el mayor  número de migrantes asaltados, secuestrados, desaparecidos o asesinados.

Una de las zonas de riesgo está marcada al norte, en Nuevo León, cerca de la frontera de Reynosa con Texas. Sobre ese lugar, recuerdo la historia contada por Andrea González,  del Colectivo Ustedes somos Nosotros: Los 200 kilómetros que separan Monterrey de Estados Unidos son tierra sembrada de delincuentes sin misericordia; son unos hijos de la chingada, pero, más que todo, son una empresa. Para cruzar ese trayecto necesitas pagar al coyote. Es decir, necesitas no sólo un coyote para ingresar a Estados Unidos sino también otro para pasar por México. El coyote-delincuente “mexicano” te vende una “clave.” Con esa clave (es decir, un número) ya puedes viajar. Si en el camino tu autobús es detenido por otros delincuentes, nomás les dices la clave y te dejan pasar, porque ya pagaste. La clave vale al menos $5,000 dólares; pero si la pagas quedas protegido hasta la frontera. ¿Y qué pasa si el autobús es detenido no por delincuentes sino por un retén de la migra (policía migratoria) mexicana? No hay problema: igualmente les das la “clave” y te dejan pasar. (La bestia y la solidaridad I)




El mapa muestra además los lugares donde los y las migrantes pueden encontrar apoyo.
Foto: Rosa María Barajas

Leyendas a la derecha, debajo de la reja: “Casa albergue”: lugares donde se puede pasar la noche con relativa tranquilidad. “Comedor”: lugares donde se puede obtener algo para comer. La travesía al norte dura días en que se malcome, malduerme y los nervios se estresan al máximo por la violencia que a cada minuto amenaza. 

“No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias. Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado. Frente a tantos vacíos legales, se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres. No sólo sufren la pobreza sino que además tienen que sufrir todas estas formas de violencia. Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos, «carne de cañón», son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas. ¡Y qué decir de tantas mujeres a quienes les han arrebatado injustamente la vida!” Homilía del Papa Francisco en Ciudad Juárez, Chihuahua. El Universal, 17 de febrero, 2017)